Qué son los Supertoscanos

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Nacidos de la rebelión contra las tradiciones y las restricciones que imponía la Denominación de Origen Chianti, los Supertoscanos se convirtieron en un estilo en sí mismos en Italia.

El término, impuesto en la década de 1980, no es una categoría oficial ni a una denominación de origen reconocida. Se trata, más bien, de un movimiento enológico de ruptura: una generación de productores toscanos que, cansados de las limitaciones impuestas por la legislación local, decidieron elaborar vinos al margen de las normas y, en el proceso, elevar la reputación de la región a niveles sin precedentes.

La historia de los Supertoscanos

La revolución nace entre los 60 y los 70 cuando Toscana había perdido prestigio como productora histórica de vinos. Las normas de la DOC Chianti, limitaban la producción de la zona a la realización de vinos ligeros ya que obligaban a incluir una proporción de variedades blancas en los vinos tintos y prohibían el uso de uvas francesas. Si bien la base era Sangiovese, no se permitían los monovarietales. La calidad de muchos vinos era irregular, y el potencial de sus terroirs más prestigiosos quedaba desaprovechado.

Frente a ese escenario, algunos productores visionarios optaron por romper las reglas. Con un ojo puesto en la producción que se realizaba en Burdeos, introdujeron variedades como Cabernet Sauvignon, Merlot o Syrah, o bien reinterpretaron el Sangiovese desde una óptica moderna, apoyándose en técnicas más ambiciosas: fermentaciones controladas, rendimientos reducidos y crianza en barricas de roble francés.

Nacieron así los primeros “supertoscanos”, vinos sin denominación que, paradójicamente, superaban en calidad —y en precio— a muchos de los que sí contaban con la codiciada sigla DOC o DOCG en sus etiquetas. En un principio, el único marco legal disponible para ellos era la humilde categoría de vino da tavola, el equivalente al vino de mesa. Pero la crítica internacional, fascinada por su concentración, complejidad y perfil cosmopolita, los catapultó al reconocimiento global. Nombres como Sassicaia, Tignanello o Ornellaia se convirtieron en sinónimos de excelencia, y su éxito comercial obligó al propio sistema italiano a evolucionar.

Una legislación para incluirlos

La introducción de la categoría IGT (Indicazione Geografica Tipica) en 1992 fue una respuesta directa a esta revolución. Ofrecía un marco más flexible, permitiendo declarar el origen geográfico sin imponer restricciones severas sobre las variedades o los métodos de vinificación. Muchos supertoscanos encontraron en ella su hogar natural, mientras que otras zonas, como Bolgheri, lograron con el tiempo su propio reconocimiento como denominaciones de origen controladas.

Aunque el término nació de la transgresión, hoy evoca más bien una filosofía. Un vino “supertoscano” encarna la búsqueda de la calidad sin concesiones, la voluntad de experimentar y la fusión entre la identidad toscana y un espíritu internacional. Si bien las fronteras estilísticas se han difuminado con el paso de las décadas —y muchas de las innovaciones que antes se consideraban heréticas son ahora comunes—, la esencia de aquellos vinos rebeldes persiste. Representan la Toscana más contemporánea: una región que aprendió a mirar al mundo sin renunciar a sus raíces.

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