El ciclo vegetativo de la planta de la vid

5 min read

La fenología es la ciencia que estudia la relación entre los factores climáticos y los ciclos de vida de los seres vivos. En este caso es la encargada de estudiar el ciclo vegetativo de la vid. El proceso evolutivo anual de la planta desde que comienza a dar los primeros brotes, hasta que ofrece la uva madura y duerme hasta el próximo periodo. La vid se adapta a las distintas condiciones climáticas para sobrevivir, florecer y dar frutos. El trabajo del viticultor es escencial para proteger y obtener el mejor rinde y producción de cada planta.

El ciclo vegetativo de la planta de la vid

Lloro

El lloro de la vid es un fenómeno natural que ocurre al comienzo de la primavera. Tras meses de reposo invernal en el que la planta permanece inactiva, comienzan a despertarse. En respuesta al calor y a las condiciones cambiantes del ambiente, empieza a reactivar su sistema interno. Este lloro se produce cuando las raíces de la planta absorben agua del suelo y la savia comienza a fluir nuevamente hacia las partes superiores de la vid. Sin embargo, dado que la planta aún no ha desarrollado hojas ni brotes, el líquido se exuda a través de las heridas de poda que se hicieron meses atrás, dejando pequeñas gotas de savia en los cortes.

Brotación

En septiembre y octubre, la vid comienza a despertar después de su período de reposo invernal. Este proceso, conocido como desborre o brotación, marca el inicio del ciclo vegetativo. Las yemas, que han estado inactivas durante el invierno, comienzan a hincharse y a abrirse, mostrando los primeros brotes y hojas. Este es un momento delicado, ya que las heladas tardías, especialmente en regiones como Mendoza y La Rioja, pueden dañar seriamente los brotes jóvenes y afectar la producción. A medida que la primavera avanza y las temperaturas aumentan, los brotes de la vid crecen con rapidez, produciendo hojas necesarias para la fotosíntesis. Este proceso es esencial, ya que las hojas generan la energía que la planta necesita para el resto del ciclo. En esta etapa, los viticultores controlan el crecimiento de los brotes y hojas para asegurar una óptima exposición al sol y ventilación de los racimos futuros, clave para evitar enfermedades.

Floración

Entre fines de octubre y noviembre, la vid entra en una fase de floración, donde cada planta produce pequeñas flores. Este es un proceso delicado, y el éxito de la floración depende en gran medida de las condiciones climáticas. Si el clima es demasiado frío o lluvioso, la floración puede ser deficiente, reduciendo la cantidad de frutos que se formarán.

Cuaje

Tras la floración, llegado diciembre ocurre el cuaje: el momento en que las flores polinizadas se transforman en pequeños frutos verdes. Este es el primer indicio de la cosecha futura, y los viticultores observan atentamente para asegurarse de que los racimos tengan un desarrollo saludable.

Envero

El envero, que ocurre en enero, es una de las etapas más visualmente atractivas del ciclo vegetativo de la vid. Durante este período, las uvas comienzan a cambiar de color: las variedades tintas pasan del verde a tonos rojizos o morados, mientras que las uvas blancas adquieren matices amarillentos. No solo es un cambio estético, sino que también indica el inicio de la maduración de los frutos.

El envero es especialmente importante en regiones como Cafayate, en Salta, donde las temperaturas y la altitud permiten un envero lento y constante, logrando una óptima concentración de azúcares y taninos.

Maduración y Vendimia

Durante la maduración, las uvas aumentan su concentración de azúcares y disminuyen su acidez, lo que da forma al sabor y carácter final del vino. La maduración puede prolongarse hasta marzo o abril, cuando los viticultores deciden el momento exacto para iniciar la vendimia, según el tipo de vino que desean producir. La vendimia es una de las decisiones más estratégicas del proceso vitivinícola: si se recoge la uva demasiado pronto, los vinos serán ácidos; si se espera demasiado, pueden perder frescura.

Durmición o Reposo Invernal

Con la llegada del otoño y el fin de la vendimia, la vid entra en un período de reposo, perdiendo sus hojas y almacenando energía en sus raíces para el próximo ciclo. Este descanso es crucial, ya que permite a la planta regenerarse y prepararse para la siguiente temporada. Durante este proceso, se realiza una poda de invierno que limitará el crecimiento de la planta para el próximo año y es la primera medida para controlar los rindes de la vid, en base a las decisiones del viticultor.

El ciclo vegetativo de la vid a es una secuencia de eventos tan precisos como vulnerables. Las variaciones en clima, el manejo de cada fase y el cuidado de los viñedos se combinan para dar como resultado vinos con identidad propia. Así, cada botella de vino encierra en su esencia la historia de un ciclo completo, de estaciones que marcan el paso del tiempo y del esfuerzo de quienes, año tras año, buscan capturar en cada uva el espíritu de nuestra tierra, que denominamos añada o vendimia.

También te puede interesar

1 Comment

Add yours

+ Leave a Comment