Un grupo de exploradores submarinos rescataron más de 100 botellas de Champagne en perfecto estado un naufragio del siglo XIX, en las costas de Suecia.
Se trató de un equipo de submarinismo polaco llamado BaltiTech. Detectó los restos de lo que creían que eran los restos de un barco pesquero a través de la utilización de un sonar. Cuando los buceadores Marek Cacaj y Pawel Truszynski descendieron a las profundidades para ver los restos por sí mismos, encontraron un cargamento más valioso que el arenque.
«Nos encontramos con un velero del siglo XIX en muy buen estado, cargado hasta los topes de champán, vino, agua mineral y porcelana», explica un comunicado de BaltiTech. «Había tanto que nos resultó difícil juzgar las cantidades. Sin duda vimos más de 100 botellas de champán y cestas de agua mineral en botellas de barro», agregaron.
Aunque el Champagne, aún sin identificar, es lo que más entusiasma a los aficionados al vino, lo cierto es que ha sido el agua mineral la que ha ayudado al equipo a conocer mejor el pecio.
100 botellas de Champagne
«En aquella época, el agua mineral se trataba casi como una medicina y sólo llegaba a las mesas reales. Su valor era tan preciado que los transportes eran escoltados por la policía», continúa el comunicado. «Encontramos unas 100 botellas precintadas de agua Selters. Se trata de un productor alemán que todavía existe, y sus productos siguen considerándose exquisitos. Gracias a la forma del sello y con la ayuda de los historiadores, sabemos que nuestro cargamento se produjo entre 1850-1867», detallaron.
La alfarería que fabricaba estas botellas de arcilla sigue funcionando hoy en día. Dado que el pecio se encuentra en aguas suecas, el equipo de BaltiTech está en contacto con organismos de la Universidad de Södertörn y la Fundación MARIS, así como con el principal investigador submarino de Suecia, el profesor Johan Rönnby, para seguir estudiándolo.
Cuando centren su atención en el champán, es muy posible que descubran que aún es bueno para beber. Varias de las botellas de champán más caras jamás vendidas fueron rescatadas de las profundidades, incluida una botella de Veuve Clicquot de 1841, también descubierta en el mar Báltico, que se vendió en una subasta por 30.000 euros.
De hecho, las frías condiciones del mar pueden proporcionar las condiciones de conservación perfectas para el vino espumoso. Entre los productores que han experimentado con la inmersión deliberada de botellas se encuentra Rathfinny Estate, de East Sussex.
Fuente: The Drink Business
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