La crianza de vino en huevos de hormigón

Desde hace algunos años son una tendencia en las bodegas los huevos de hormigón. Se trata de tanques de forma cóncava hechos de cemento, hormigón, que otorgan estabilidad al vino, una microoxigenación y movimiento continuo. Permiten una crianza levemente oxidativa del vino sin el aporte de aromas y sabores que ofrece la madera.

Características de la crianza del vino en huevos de hormigón

Microoxigenación: El cemento es un material poroso que permite una ligera entrada de oxígeno. Esta microoxigenación suave ayuda a estabilizar el color del vino, suavizar los taninos y desarrollar complejidad en los aromas y sabores.

Temperatura estable: El cemento tiene una alta capacidad térmica, lo que significa que puede mantener una temperatura interna más estable durante la fermentación y la crianza. Esto beneficia una fermentación controlada y el envejecimiento del vino.

Movimiento natural del vino: La forma ovalada del huevo promueve un flujo constante y natural del vino dentro del contenedor. Este movimiento continuo puede mantener las lías en suspensión, lo que puede aportar mayor textura y complejidad al vino sin necesidad de intervenir manualmente.

El enólogo argentino Juan Pablo Michelini, de la bodega Zorzal, señaló en una publicación periodística que estos huevos permiten que el vino tenga “un movimiento constante, sin intervención de la electricidad o de bombas, con lo que se logran redondear los taninos, que se van puliendo en las paredes porosas del huevo. Por otra parte, se mantiene la misma temperatura en todos los puntos del contenedor, lo que para el vino es fundamental”.

Neutralidad del material: A diferencia de las barricas de roble, el cemento no imparte sabores adicionales al vino. Esto permite que las características intrínsecas de la uva y el terruño se expresen con mayor claridad.

Hay un detalle sobre la «mineralidad» o no que puedan aportar los huevos de hormigón. El concepto de mineralidad está debatido en el ámbito internacional, si es algo que aporta el tipo de suelo, una característica que se da como sensación en boca, o algo que deje algún extracto posible de olfatear.