Cómo maridar vino y chocolate

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El maridaje del vino y chocolate nos ofrece un desafío. No es para nada sencillo y puede salir muy mal. Es una invitación a experimentar. Rápidamente a quien lea esto le recomendamos que si es por exclusivo placer busque alguna otra bebida, para compañar el dulce, como puede ser un whisky y otro destilado criado en barrica, que le aportará el cuerpo y las notas complementarias necesarias.

Se tratan de dos alimentos gourmets de los más hedonistas. Ambos productos comparten una complejidad sensorial propia, con distintas capaz, según su forma de producción. Unirlos en una armonía requiere conocimiento, sutileza y un poco de atrevimiento.

¿Compatibles o enemigos naturales?

El chocolate, especialmente en sus versiones más intensas, puede sobrepasar fácilmente a muchos vinos, opacando sus aromas y resaltando notas amargas o metálicas. Sin embargo, cuando el equilibrio se logra, el resultado puede ser un festín de matices que se potencian mutuamente.

La clave está en igualar intensidades, jugar con los contrastes adecuados y considerar factores como el dulzor, la acidez, la textura y la persistencia de ambos elementos.

Tres opciones de maridaje de vino y chocolate

Chocolate con leche + Pinot Noir

El chocolate con leche, más suave y cremoso, contiene una proporción mayor de azúcar y grasa láctea. Para acompañarlo, un Pinot Noir joven y afrutado es una excelente elección. Sus notas de cereza, frambuesa y especias suaves complementan el dulzor del chocolate sin sobrecargar el paladar. Además, su bajo contenido de taninos evita choques ásperos con la manteca de cacao. Otra ópción puede ser un Merlot pero sube la cárga tánica.

Servir el vino ligeramente fresco (alrededor de 12-14 °C) para resaltar su fruta y frescura.

Chocolate amargo (70% cacao o más) + Vino dulce como un Oporto

El chocolate negro, con alto contenido de cacao, tiene un perfil profundo, intenso y con toques amargos. Para enfrentarlo con dignidad se necesita un vino de carácter igualmente fuerte y complejo. El Oporto, con su riqueza en frutos secos, caramelo y especias, equilibra el amargor del chocolate y resalta sus notas más sutiles, como café y frutos rojos.

Es un maridaje ideal para cerrar una cena.

Chocolate blanco + Espumoso dulce como Moscato d’Asti

El chocolate blanco, se hace a base de manteca de cacao pero no contiene sus elementos sólidos. Es dulce, untuoso y con sabores a leche y vainilla. Un vino espumoso dulce y aromático como el Moscato d’Asti, de baja graduación alcohólica y con notas florales y frutales (durazno, pera, flor de azahar), genera un contraste vibrante y refrescante, limpiando el paladar entre bocado y sorbo.

Es un maridaje es ligero, alegre y perfecto para una tarde dulce.

El maridaje como experiencia sensorial

No existen reglas absolutas cuando se trata de maridar vino y chocolate, pero sí principios que guían hacia una experiencia más placentera. La recomendación: experimentar, probar diferentes combinaciones y descubrir qué despierta más emociones en tu paladar.

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