Cómo ayuda la acidez a la guarda del vino

No todos los vinos son aptos para una la guarda durante largos años. El nivel de alcohol, azúcar y taninos así como la acidez son clave para su preservación y correcto envejecimiento. Usualmente se habla de los polifenoles y como ayuda la barrica, pero la acidez es central para la guarda del vino.

Los ácidos más comunes en el vino son el ácido tartárico, el ácido málico y el ácido cítrico. La acidez aporta frescura, equilibrio y estructura al vino, y se percibe como una sensación de crispación y viveza en el paladar.

Además, actúa como un conservante natural. Los vinos con alta acidez tienden a ser más estables y menos susceptibles a la oxidación y al crecimiento de microorganismos. Esto es crucial para la longevidad del producto, ya que la oxidación puede hacer que el vino se degrade y pierda sus características deseables.

La acidez y la crianza del vino

En vinos destinados a a la guarda, la acidez ayuda a mantener el equilibrio a medida que otros componentes del vino (como los taninos y el alcohol) evolucionan. Un buen equilibrio entre acidez y taninos es esencial para que el vino envejezca bien. Un vino con poca frescura puede volverse plano y desequilibrado con el tiempo.

Este componente también influye en el desarrollo de los sabores y aromas del vino durante el envejecimiento. Vinos con una buena acidez pueden desarrollar complejidad y profundidad en sus sabores con el tiempo.

Muchos vinos tintos de alta calidad, como los de Burdeos, Barolo y Rioja, tienen una alta acidez y taninos firmes que les permiten envejecer durante décadas.

Entre los blancos, el Riesling y el Chardonnay (especialmente aquellos envejecidos en roble), pueden desarrollarse y mejorar con el tiempo.

La acidez es un componente crucial que contribuye a la longevidad y evolución del vino. Un buen equilibrio no solo preserva el vino, sino que también le permite desarrollarse y mejorar con el tiempo, proporcionando una experiencia más rica y compleja a medida que envejece.